Según diversos estudios, las
personas que prefieren los sabores ácidos, van a consumir más fruta que
aquellas que prefieren los sabores dulces. Esto se puede explicar por la
educación alimentaria. Aquellos que prefieren los sabores más complejos,
consumen fruta de forma habitual desde la infancia, por lo que están más
abiertos para probar nuevos alimentos y texturas.